La presencia de ‘Emilia Pérez’ en los Oscars es tan histórica como problemática. La primera nominada a Mejor Película abiertamente trans es un drama moralmente confuso
Tras un exitoso recorrido en los premios, no ha supuesto demasiada sorpresa que los Oscars hayan recibido con los brazos abiertos a ‘Emilia Pérez’. La cinta francesa ha sido la más celebrada este año con nada menos que 13 nominaciones, entre las que se encuentran cuatro de las gordas: Mejor Película, Mejor Director para Jacques Audiard, Mejor Actriz Principal para Karla Sofía Gascón y Mejor Guion Adaptado.
Este momento es histórico. Hasta la fecha ha habido muy poca presencia del colectivo trans en estos premios. En 2018, ‘Una mujer fantástica’ ganó el Oscar a Mejor Película Internacional, pero era una anomalía. Este año, a ‘Emilia Pérez’ casi se le une ‘Will & Harper’, un emotivo road trip en formato documental que estaba en la shortlist de los premios, y en el que Will Ferrell aprende sobre la experiencia trans de la mano de una amiga que ha transicionado recientemente.
De primeras podría parecer una gran victoria para el colectivo. No en vano ‘Emilia Pérez’ ha sido desestimada por buena parte de los espectadores más conservadores meramente por su temática. Pero la realidad es que el discurso desde sectores progresistas no es especialmente favorecedor. Si bien la película cuenta con la indiscutible presencia de Karla Sofía Gascón, una cara refrescante en el panorama interpretativo, ni su director ni nadie más conocido en el equipo es trans, y esto queda bastante patente cuando la tienes delante.


El problema está principalmente en su guion. En su intento por hacer un relato maniqueo y arquetípico (se nota su herencia del teatro) acaba simplificando de mala manera temas muy complejos. Hay algo negligente e incluso mezquino en la idea de crear un personaje masculino que es poco menos que el diablo, solo para convertirlo en una mujer bondadosa y maternal en el momento en el que transiciona. Transición que, por cierto, coincide convenientemente con el hecho de que Manitas necesita desaparecer, algo que enmaraña aún más la percepción del personaje.
El tratamiento de lo trans es muy cuestionable en otros aspectos. Hay una visión puramente quirúrgica de lo que implica transicionar. Casi como un botón de encendido o apagado que no contempla de ningún modo lo psicológico. Por no hablar de que la película hace un gran esfuerzo para vertebrar una narrativa que venda a Manitas y Emilia como dos personas diferentes, pero en varios momentos clave no duda en retratar escenas emotivas para ella con personajes que siguen leyendo su identidad como masculina.


Esto es algo sobre lo que el propio colectivo se ha verbalizado. En la web Them, especializada en la cultura desde un punto de vista trans, escriben que aunque celebran la importancia que ha ganado Gascón en el periodo de premios, «ojalá fuera para un rol mejor escrito». En Glaad escribieron que se trataba de un «retrato retrógrado»: «La película desprende un tipo de confianza que resulta nauseabunda, y está muy segura de sí misma cuando no debería estarlo». Para ello ejemplifican detalles de guion que delatan la falta de conocimiento de la materia e inciden en estereotipos, como la hija de Emilia diciendo: «hueles como un hombre».
Las redes también están llenas de usuarios que no entienden el bombo que se ha llevado la película en la temporada de premios, y más aún por su supuestamente acertada representación. En X, una usuaria escribió que «como mujer trans mexicana, puedo decir que la construcción del personaje de Emilia Perez en la película usa estereotipos dañinos en su origen que pueden profundizar violencias que nosotras vivimos en este país a diario.» Otro usuario escribía: «Es una película para gente cis que quiere pulsar el botón de «Os entiendo» sobre la experiencia tanto mexicana como trans sin hacer ninguna reflexión real o informarse». Es una recepción que deja claro que para la mayoría de los afectados esto no solo no es un triunfo, sino un paso atrás para el colectivo.


Y todo esto sin tener en cuenta los muchos otros terrenos pantanosos en los que la película se mete. En México le han llovido críticas por lo evidente que es aquí la visión del país desde el punto de vista del extranjero. De su trío principal, ni una sola actriz es mexicana. Pero fuera de lo chocante que pueda ser escuchar la interpretación de Selena Gómez hablando en español, lo más problemático es la superficialidad con la que trata un tema tan sensible como el de los desaparecidos por el narcotráfico.
Este fuerte protagonismo de ‘Emilia Pérez’ en los Oscars es aún más trágico cuando consideramos lo que se ha quedado fuera. La historia trans que más ha emocionado este año a espectadores dentro y fuera del colectivo ha sido ‘El brillo del televisor’, una película fantástica e injustamente olvidada en los premios que, al contrario que ‘Emilia Pérez’, sí es también un excelente ejemplo de representación bien ejecutada, teniendo detrás una persona no binaria en la dirección y en el guion, y con su argumento incidiendo en temas cruciales dentro de la experiencia trans como la disforia corporal.
En Espinof | Premios Oscar 2025: nominados, favoritos, fecha de la gala y otros detalles del gran evento cinematográfico