Crítica de ‘G20’: el thriller de Amazon quiere ser la nueva ‘Jungla de Cristal’ pero está más cerca de una película de Steven Seagal
Las películas originales de Prime Video son mucho menos abundantes que las de Netflix, pero eso no quita para que sea la segunda plataforma que apuesta con más fuerza por ellas. Este jueves 10 de abril tenemos una nueva prueba de ello con el estreno de ‘G20’, un thriller de acción protagonizado por Viola Davis que está llamado a arrasar.
Davis ya se había lucido con un rol más físico en ‘La mujer rey’ y aquí tiene que manejar un papel que viene a ser una mezcla del John McClane de Bruce Willis en ‘Jungla de Cristal’ con el Presidente de los Estados Unidos de Harrison Ford en ‘Air Force One’. Sé que puede sonar atractivo, pero, por desgracia, ‘G20’ es una película de acción bastante decepcionante por varios motivos.
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Con poco que ofrecer


A priori, un espectáculo palomitero repleto de acción es un plan al que siempre diría que sí, pero claro, luego uno se ha llevado tantas decepciones que prefiere ser un tanto precavido. Con ‘G20’ reconozco que la premisa me resultaba llamativa y el hecho de que Davis tuviese como principal enemigo a Antony Starr, el inolvidable Patriota de ‘The Boys’, sonaba de lo más apetecible. Sin embargo, pronto aparece el primer problema: lo monótona que es.
Por supuesto que a estas alturas nunca voy a exigir originalidad a una película de estas características, pero sí al menos un poco de pasión. De eso no hay nada en ‘G20’, ya que desde su propia base se siente como un thriller genérico a todos los niveles, desde los personajes que presenta hasta la evolución de la historia. Es como si pensasen que algo así mola sin más y no prestasen atención a que tenga algo especial que lo diferencia.
Con todo, el gran lastre está en el guion firmado por Caitlin Parrish, Erica Weiss, Logan Miller y Noah Miller, el cual tiene un nivel que uno esperaría más de una película reciente de Steven Seagal o de algunos de esos subproductos que Bruce Willis interpretó durante años que de cualquier otra cosa. No esperéis encontrar ahí nada reseñable, ni tan siquiera alguno de esos one-liners quizá ridículos pero también memorables.


Incluso el hecho de que la acción transcurra en Sudáfrica queda reducido a una mera anécdota -el recibimiento antes de la celebración de la cumbre- antes de proceder a contarnos un relato rígido en estructura, flojo en estímulos y totalmente vacío de nada que lo haga especial. Al final lo único que le queda a uno a lo que agarrarse es a lo casi cómico que resulta que un personaje se convierta en poco menos que un saco de golpes en su intento de proteger a la presidenta a toda costa.
Sí es verdad que se nota que en el reparto de ‘G20’ hay actores competentes, pero lo máximo que consiguen en este caso es que un material lamentable acabe teniendo un mínimo de dignidad. Eso también lleva a que uno no llegue a aburrirse con lo que ve en pantalla -al final lo de ver a Davis repartiendo estopa, por mal planteado que pueda estar, tiene algo de satisfactorio-, pero hay una diferencia muy importante entre que una película entretenida y una que consiga eso. Aquí su función parece ser más tenerla de fondo y no prestarle demasiada atención.
Una buena prueba de ello es la falta de escenas de acción emocionantes. Incluso el gran enfrentamiento final recuerda a la decepción que uno puede llevarse probando algunas alternativas «saludables» de tus platos favoritos que te venden algunos influencers. Si solamente ves una imagen del mismo, incluso puede parecer espectacular, pero cuando realmente lo pruebas y ves la escena, está claro que cualquier parecido con eso que amas es pura coincidencia.


Ahí quizá sea que Patricia Riggen no fuese la directora adecuada para una película así o puede también que el presupuesto necesitase unos cuantos millones más para poner toda la carne en el asador. Y es que ahí también me gustaría volver a las limitaciones del guion, pues a su manera también recuerda al de un thriller de acción que en su momento habría ido directo a videoclub que al de una película que quisiese confirmar a Davis como gran heroína de acción.
Y es una lástima, porque reitero que esa premisa esa buena y se prestaba a seguir la fórmula de ‘Jungla de Cristal’ del protagonista enfrentándose a una tremenda amenaza en un escenario muy localizado. Si es que hasta algo del nivel de ‘Alerta Máxima’, que no deja de ser ‘Jungla de Cristal’ en un barco, habría sido digno de celebrarse, pero no lo que nos ha dado ‘G20’.
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