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No tengo pruebas, pero tampoco dudas de que el mundo sería mejor si todos lo mirásemos como Kiarostami hace en esta bella odisea rural

No tengo pruebas, pero tampoco dudas de que el mundo sería mejor si todos lo mirásemos como Kiarostami hace en esta bella odisea rural

Ser más conscientes de las cosas que están mal en el mundo no es tanto síntoma de que este esté yendo a peor como que la experiencia te ha hecho más perceptivo al respecto. Porque obviamente estamos rodeados de ejemplos de maldad, pero no debería ser una excusa para recluirnos y evitar considerar escenarios más positivos a través de la acción humana colectiva.

Es complicado lanzarse a esa mentalidad, porque basta cruzarte con una persona capaz de amargarte el día para perder toda la fe en la humanidad. Pero hay maneras de explorar y conectar con vidas de otros, y el cine es una de ellas observando historias ajenas a ti a través de gente con una mirada personal, diferente y fascinante. Te puede ayudar a desarrollar empatía con realidades duras como las que se viven en Irán, y que hemos visto en parte reflejadas a través de maestros como Abbas Kiarostami.

Las vidas de los demás

No tengo pruebas, pero al mismo tiempo tampoco muchas dudas de que mejoraría mucho la cosa sin pudiéramos observar con tanta humanidad y tanta sensibilidad el mundo como lo hace él en películas como ‘El viento nos llevará’. Revisarla hace poco ha despertado en mí una inmensa sensación de cercanía con personas ficticias en un lugar a miles de kilómetros de distancia, y es algo que pocas cosas como el cine (y en concreto su cine) es capaz de lograr.

Disponible para ver en streaming a través de Filmin, la película nos muestra a un equipo de rodaje compuesto por varios periodistas que viajan por un largo sendero en la Irán rural. Su objetivo es grabar una ceremonia que tiene lugar en una pequeña localidad, pero para no levantar sospechas se hacen pasar por ingenieros. No obstante, su llegada causará un alboroto entre los habitantes al creer que se tratan de buscadores de tesoros.

Pequeños malentendidos marcados por cierta extravagancia que es plasmada de una manera completamente naturalista y bordeando la sequedad. El estilo poético de Kiarostami, plasmado incluso en el título que alude a un poema de Forugh Farrojzad, puede presentar una barrera ante un espectador despistado, pero desvela mucha textura humana al que trata de profundizar.

‘El viento nos llevará’: la poesía de lo humano

El Viento Nos Llevara 1999 Abbas Kiarostami
El Viento Nos Llevara 1999 Abbas Kiarostami

A través de toques metacinematográficos, el cineasta iraní muestra cómo la vida tradicional de un pueblo se trastoca y hasta se pone recelosa con la llegada de la modernidad, reflejada con las cámaras. Lejos de ser un intento de menospreciarlos, intenta aproximarse a ellos a través de los cambios que experimenta el único de los protagonistas que podemos llegar a ver en este fascinante ejercicio de perspectiva.

Hay también espacio para un humor espléndidamente cotidiano y absurdo, representado sobre todo en el recurso recurrente de tener que irse a lo alto de una montaña cada vez que recibe una llamada telefónica porque es el único sitio donde hay cobertura. Esa manera de capturar lo trivial para hacerlo cercano y despertar emociones hace de Kiarostami uno de los grandes artesanos del cine trascendental, y alguien con una capacidad de observar de la que no pocos podríamos aprender algo.

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