Hjalmar Gibelli | Desmontando mitos: ¡Clarificando la verdad sobre los seguros!
DAT.- La percepción popular sobre el sector asegurador está a menudo teñida de equívocos y preconcepciones que pueden llevar a decisiones financieras poco acertadas. Muchos individuos y empresas operan bajo la influencia de mitos comunes que distorsionan la verdadera naturaleza y el valor de los seguros.
Explica Hjalmar Gibelli que comprender y desmentir estas ideas erróneas es fundamental para tomar decisiones informadas que garanticen la protección adecuada frente a los riesgos inesperados y aseguren la estabilidad financiera a largo plazo.
Frecuentemente, se considera a los seguros como un gasto innecesario, una inversión que solo rinde frutos en caso de desastre. Sin embargo, esta visión simplista ignora el rol crucial que desempeñan en la gestión de riesgos y la tranquilidad que ofrecen.
La industria aseguradora, lejos de ser un ente burocrático y complicado, es un pilar esencial de la economía moderna, permitiendo a individuos y negocios innovar y prosperar al transferir la carga económica de eventos imprevistos.
Mitos comunes y su impacto en la percepción
Uno de los mitos más extendidos es que «los seguros son demasiado caros». Si bien es cierto que el costo de una póliza es una consideración importante, el valor real de un seguro no reside únicamente en su precio, sino en la protección que ofrece. Comparado con el coste potencial de un evento catastrófico —ya sea una enfermedad grave, un accidente automovilístico, un desastre natural que afecte una propiedad o una demanda legal— la prima de un seguro suele ser una fracción insignificante.
La falta de seguro puede resultar en pérdidas financieras devastadoras que superan con creces el ahorro de no pagar una prima. Además, existen opciones y coberturas adaptables a diferentes presupuestos y necesidades, lo que permite a las personas encontrar una póliza asequible sin sacrificar una protección esencial.
Otro mito persistente es que «las aseguradoras siempre buscan excusas para no pagar». Esta creencia, alimentada a menudo por experiencias aisladas o la desinformación, ignora la realidad de que las compañías de seguros procesan millones de reclamaciones exitosas cada año. La clave para una reclamación fluida radica en la transparencia y la comprensión de la póliza por parte del asegurado.
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Un contrato de seguro es un acuerdo legal donde se detallan las coberturas, exclusiones y procedimientos. Las dificultades suelen surgir de la falta de conocimiento sobre estos términos o de la omisión de información relevante. Las aseguradoras, como cualquier negocio, tienen un interés en mantener una buena reputación y un alto índice de satisfacción del cliente, lo que incluye el pago de las reclamaciones válidas. Los organismos reguladores supervisan de cerca la conducta de las aseguradoras para proteger los derechos de los consumidores.
Además, existe la falsa creencia de que «solo las personas mayores o con muchos bienes necesitan seguros». Este mito subestima la vulnerabilidad de todos los individuos a los riesgos inesperados. Una persona joven puede sufrir un accidente que le impida trabajar, incurriendo en grandes gastos médicos. Una familia con ingresos modestos puede ver su vida desestabilizada por la pérdida de un electrodoméstico o un pequeño incendio en su hogar.
Los seguros de vida, salud, hogar y auto son relevantes en diferentes etapas de la vida y para diversos perfiles económicos, adaptándose a las necesidades cambiantes de cada individuo o núcleo familiar.
La verdad: Una herramienta de planificación y seguridad
La realidad es que los seguros son una herramienta fundamental de planificación financiera y gestión de riesgos. Ofrecen una red de seguridad que permite a las personas y a las empresas afrontar la incertidumbre con mayor confianza. Una póliza bien elegida proporciona la tranquilidad de saber que, ante un evento adverso, habrá un respaldo económico para mitigar el impacto. Permite a las familias reconstruir sus vidas después de una tragedia, a las empresas recuperarse de interrupciones inesperadas y a los individuos acceder a la atención médica que necesitan sin comprometer su patrimonio.
Lejos de ser un gasto superfluo, los seguros son una inversión en la seguridad y la estabilidad futura. La clave reside en investigar, comparar y, si es posible, buscar el asesoramiento de profesionales del sector para entender las coberturas y elegir la póliza que mejor se ajuste a las necesidades individuales. Romper con los mitos permite apreciar el verdadero valor de la protección aseguradora y utilizarla como una herramienta poderosa para construir un futuro más resiliente y seguro.
(Con información de Hjalmar Gibelli)